Los activos farmacéuticos son sin duda elementos indispensables para esta industria, ya que sin estos básicamente no podrían fabricar aquellos medicamentos a través de los cuales se procura la salud y el bienestar de la población en general. Con ello se entiende de manera implícita que si no existen organizaciones dedicadas a la elaboración de tales principios activos, tanto las industrias de investigación farmacéutica, las instituciones médicas como la salud de toda la población se verían seriamente afectadas.
Por fortuna, la industria farmacéutica es bastante prolífica y se mantiene en constante desarrollo, con el fin de ofrecer soluciones novedosas y eficientes para tratar los problemas diversos que afectan a las poblaciones o que pueden acaecer.
Desde los inicios de los estudios relativos a la rama farmacéutica, se ha recurrido a diversos recursos naturales para la creación de fármacos capaces de remediar los problemas de salud, sin embargo con el paso del tiempo se fueron creando componentes cada vez más eficaces, por lo que hoy en día contamos con una amplia lista de fármacos que propician la salud poblacional.
Para entender su desarrollo, hagamos un breve recorrido por la historia. La farmacia, concebida como tal, es una parte reconocida de la práctica médica que se remonta a la época sumeria, alrededor de 2,000 a 1,500 a.C., de la cual se han conservado tabletas cuneiformes que registran medicamentos recetados. Además, se introdujeron varios papiros egipcios antiguos sobre los aspectos teóricos de la práctica. Entre los primeros farmacéuticos más conocidos de la antigüedad se encontraban Diocles de Caristo quién era un miembro griego del “rhizotomoi”, una rama especializada de expertos médicos en el uso de plantas medicinales. Otro ejemplo es Pedanius Dioscorides, el cual escribió un trabajo de cinco volúmenes titulado, “De Materia Medica”, que se refiere a Sustancias medicinales, y que consistió en la fuente de la medicina farmacéutica medieval en Europa, así como en el mundo islámico.
En el 750 D.C., las primeras farmacias, tal y como las conocemos, se establecieron en Bagdad durante lo que se conoce como la Edad de Oro Islámica, y en el 1200 d.C. comenzaron a gestarse en Europa, cuya práctica se daba en gran medida en los monasterios, donde los monjes cultivaban varias plantas medicinales. En 1605 d.C., Louis Herbert, un parisino que viajó al Nuevo Mundo, se convirtió en uno de los farmacéuticos más conocidos del mundo, asimismo, ayudó a los exploradores y aprendió sobre nuevos remedios y nuevas plantas de las tribus nativas.
Pese a que ya había antecedentes de remedios a base de plantas en América, las farmacias comenzaron a aparecen en el siglo XVI en las colonias logrando un gran desarrollo en el siglo XIX. Ya en pleno siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, la fabricación de productos farmacéuticos adquirió una forma moderna e industrializada en el mundo, al grado de convertirse según Forbes, en una de las ramas más rentables a nivel global.
Más allá de estos aspectos retomados de la historicidad misma, la farmacéutica ha conseguido desarrollarse como industria y disciplina gracias a las innovaciones y comprensiones desde la química médica, la cual ha dado cabida a la noción misma de activos farmacéuticos, los cuales son los elementos cardinales sobre los que se sustentan los sistemas de salud en la actualidad. Pero, ¿Qué son? También abarcados bajo la designación “principio activo” consisten en aquellas materias de múltiples procedencias (vegetal, animal, químico) que se caracterizan por contener una actividad adecuada para la elaboración de medicamentos. En otras palabras son aquellas sustancias con las que es posible todo efecto farmacológico de las medicinas.
Los principios activos se remontan desde la antigüedad, sin embargo no fue sino hasta el siglo XX que se consiguieron identificar y aislar muchos de ellos de las diversas fuentes. La actividad de los diversos activos varía a causa de su misma naturaleza, sin embargo siempre se relacionan a la cantidad que se absorbe o ingiere. Entre los activos más populares, destacan los antiinflamatorios y los analgésicos, por ejemplo, el ibuprofeno, el paracetamol, etcétera, asimismo, destacan los ansiolíticos como el clonazepan, el diazepan, entre otros. Cada principio activo se vincula con un excipiente, con el fin de obtener la forma farmaceútica requerida, asimismo, hacen que la preparación sea más sencilla, así como la conservación y administración de las medicinas.
Los principios activos suelen comerciarse en medicamentos bajo patente y en genéricos, sin embargo, algunos son exclusivos e imposibles de encontrar en dichos genéricos. Con respecto a los últimos, estos cuentan con la misma porción del activo farmacéutico que los de marca, manifestando la misma eficacia, calidad y seguridad, asimismo, son aprobados por las agencias internacionales en diversos países. Además son una opción pensada para aquellas personas que no disponen de suficientes recursos para costear los equivalentes de marca. Para ambos opciones, existen empresas dedicada a la elaboración de principios activos a partir de las cuales es posible la confección de medicamentos variados para su venta, entre las cuales destaca nuestra firma, DVA México.
Somos una empresa que provee soluciones para la industria farmacéutica con años de experiencia, entre otros productos químicos, alimentarios y para procesos de ingeniería. Con 14 oficinas repartidas en el globo y relaciones comerciales en más de 70 países, nos hemos consolidado como una de las firmas mexicanas más confiables en lo relativo a la distribución e importación de materias para las industrias farmacéuticas. Tal es la calidad de nuestros servicios que nos encargamos de colaborar con cada cliente en el desarrollo de sus formulaciones, brindando excipientes, recubrimientos, así como principios activos.
Con ayuda de especialistas con amplia experiencia, buscamos colaborar con cada cliente para ofrecer moléculas nuevas capaces de dar atención a diversos padecimientos, con el fin de darles satisfacción y propiciar la salud de la población. Entre los diversos activos farmacéuticos que ponemos a su alcance, destacan los siguientes: analgésicos, ansiolíticos, antiacnes, antiácidos, antibióticos, antiasmáticos, antidiarreicos, antidepresivos, antiespasmodico, antiepilépticos, antihipertensivo, antiespasmodicos, antiinflamatorios, antihistaminicos, antimigrañas, antiobesidad, antimicótico, antiosteoartritis, antiosteoporoticos, antireumático, antiparasitarios, hipoglucemiante, inmunosupresores, antiulcerosos, entre otros.
Para conocer los diversos activos de cada una de estas clasificaciones los invitamos a revisar nuestro sitio web. ¡Contáctenos!